18 nov 2010

Marc Augé - Sobremodernidad. Del mundo de hoy al mundo de mañana.


El argumento principal del escrito es intentar describir las causas y juntos las características de la gran paradoja que acompaña el mundo contemporáneo, a la vez unificado y dividido, uniformizado y diverso.
Por un lado la globalizacion, el desarrollo de los medios de transporte y de la comunicación nos dan la impresión de que el planeta se ha vuelto el punto de referencia de todos nosotros, sin embargo por otro lado vemos multiplicarse las reivindicaciones de las identidades locales.
El autor enfoca estos cambios como causa de un desafió para el estudio antropológico, que, investigando las relaciones entre el individuo y la colectividad, siempre tiene que basarse en un contexto. Como que hoy en día el contexto es siempre planetario, eso modifica las condiciones de observación.
El análisis de este cambio se puede hacer a partir de tres movimientos, los que se desarrollan durante el texto:
1-el paso de la modernidad a la sobremodernidad, (punto de vista del tiempo)
2-el paso de los lugares a los no-lugares, (puntos de vista del espacio)
3-el paso de lo real a lo virtual, (punto de vista de la imagen).

Para introducir el primero de los tres pasajes el autor nombra algunos conceptos del pasado referidos a la imagen de la modernidad; y así llama en causa Max Weber, que evocando la  modernidad hablaba de “desencanto del mundo”, definido por la desaparición de los mitos de origen, de los mitos de fundación y de los sistemas de creencias (que buscan el sentido del presente en su pasado), aunque nota Augé, la modernidad en este sentido es también aparición de nuevos mitos del futuro (como la utopia de la desaparición de las clases).
Utopia que juntos a otras desaparecen en la secunda mitad del siglo XX, cuando, después de la fin de la segunda guerra mundial, cuando se tenia la idea de que las fuerzas del bien habían definitivamente vencido las fuerzas del mal, el fracaso del comunismo autoriza una re lectura pesimista de la historia del siglo. Los mitos del futuro, ellos también, eran una ilusión.
Se podría hablar así de un “II desencanto del mundo” que se manifiesta por un lado con el fracaso de estas utopias y por otro con la visión del mundo como una Aldea Global, según el termino de MacLuhan, (visión esta mas “optimista”) en donde se habla el mismo idioma y hay una única red económica.
Mas recientemente este termino fue traducido por Fukuyama con la noción de “fin de la historia”: el acuerdo por un gobierno general, un único idioma y una única economía definiria el fin de la historia de las ideas.
Sin embargo el autor está en contra de esta visión, ya que según el refiriéndose al mundo contemporáneo no habría que hablar de fin de historia. La paradoja de nuestro mundo es “simplemente signo de una multiplicación y aceleración de los factores constitutivos de la modernidad”, lo que Freud llama “sobredeterminación”: los efectos difíciles de analizar a la hora de  estudiar una gran cantidad de causas.

LA NOCIÓN DE SOBREMODERNIDAD

El autor nos introduce la noción de Sobremodernidad para poder así pensar en el conjunto la paradoja del mundo contemporáneo.
La sobremodernidad es simplemente el resultado de una lógica del exceso, y se puede definir a partir de tres excesos, vinculados el uno con el otro: el exceso de la información, de la imagen y del individualismo, que acompañan la vida contemporánea.
El exceso de la información nos da la sensación de que la historia se acelera, y el hecho de saber o poder saber lo que pasa de la otra parte del mundo nos hace sentir dentro de la historia.  A esta superabundancia de información se añade nuestra capacidad de olvidar, necesaria para evitar la clara saturación de memoria, que da como resultado un ritmo sintético de la historia. Un acontecimiento a primera vista importante desaparece de las pantallas, luego de las memorias, hasta que un día reaparece de golpe, como por magia (la guerra del Golfo, las matanzas en Argelia, el zunami, etc.).
Además de esto el desarrollo de las tecnologías de la información juntos a los medios de transporte nos dan la sensación de que el planeta se retrae, se estrecha. Vivimos en la edad de lo instantáneo, en donde nuestro dominio del tiempo reduce nuestro espacio.
Por otra parte, a definir esta sobremodernidad es la individualización pasiva, de los consumidores, directamente relacionada con el desarrollo de los medios de comunicación. Se habla de una forma de soledad en el sentido que los medios de comunicación invitan los consumidores a una navegación solitaria, en donde la relación con el otro, el cara a cara está sustituido por imágenes y sonidos; soledad juntos a la ilusión de elaborar puntos de vista, que en general son inducidos, pero que son percibidos como personales.
El mercado ideológico en este sentido, dice Augé,  es como un selfservice, en donde cada uno elige las piezas sueltas que formaran una manera de pensar y poder tener así la ilusión de que se está pensando por uno mismo.
La pasividad vista desde este punto de vista su puede encontrar también en algunos movimientos religiosos, que incentivan y desarrollan la meditación individual, o incluso en las sectas.
LOS NO LUGARES

El segundo movimiento incluido en los cambios que han formado el mundo contemporáneo y su paradoja es el paso de los lugares a los no-lugares.
Para poder definir lo que el autor entiende con no-lugares, hay que definir antes lo que se entiende por lugar.
En la antropológica el termino define el lugar como un espacio fuertemente simbolizado, en el cual podemos leer en parte o en su totalidad la identidad de los que lo ocupan, las relaciones que mantienen y la historia que comparten. En términos filosóficos la palabra se refiere al lugar como "territorio retórico", es decir, un espacio en donde cada uno se reconoce en el idioma del otro.
En resumen se puede decir que el lugar es un universo de reconocimiento, donde cada uno conoce su sitio y el de los otros, un conjunto de puntos de referencias espaciales, sociales e históricos.
Los antropologos estudiaron las relaciones que las comunidades establecían con el espacio, y se puede observar que incluso las poblaciones nómadas no solo tienen itinerarios fijos, sino que también un esquema de como tienen que posicionar sus tiendas en cada sitio.
Si entonces esto es el lugar Augé propone llamar no-lugares aquellos lugares en donde esta lectura es imposible, en donde no se puede ver claramente la identidad de aquellos que los viven, las relaciones que mantienen entre ellos y la historia que comparten. Un espacio en donde no se inscriben relaciones sociales duraderas, un espacio por así decirlo de transito.
El antropologo subdivide estos lugares en tres categorías fundamentales: espacio de circulación (autopistas, metro, áreas de servicios en las gasolineras,estaciones de trenes, aeropuertos); espacio de consumo (super e hipermercados, cadenas hoteleras, centros comerciales); espacio de la comunicación (pantallas, televisión, cables).
En estas tipologias de lugares los individuos se mueven casi siempre sin relacionarse, pero siguiendo una series de reglas, unos códigos que les permiten orientarse y moverse; y también si diferentes el uno con el otro, los no-lugares tienden a parecerse: el aeropuerto se parece siempre mas a un supermercado (lo que caracteriza la “ciudad genérica”, un modelo uniforme de la ciudad moderna según el arquitecto Rem Koolhass: “...ya que el aeropuerto es mas o menos todo lo que un individuo medio tiene la oportunidad de conocer de la mayoría de las ciudades”), las estaciones a centros comerciales y viceversa, etc.
Obviamente la oposición entre lugares y no-lugares es relativa, y varía según los momentos (un estadio o una plaza tiene diferentes connotaciones de día y de noche), según las funciones (como se utiliza por ejemplo un espacio como un centro comercial, que puede ser un lugar-punto de encuentro entre amigos, cambiando así sus funciones), y claramente según los usos (el ejemplo del aeropuerto vivido por los viajeros y por los dependientes del mismo es claro, cambia totalmente la visión del espacio de referencia).
La definición del espacio está, entonces, en consecuencia de los que los viven.
No obstante la enorme cantidad de los no-lugares presentes en nuestra actualidad nos introducen en una nueva forma de concebir el espacio, una nueva forma de vivirlo, o mejor de transitarlo; y quizás sea esto lo que les da tanta importancia a la hora de difinir las causas y juntos el resultado de la gran paradoja del mundo contemporáneo.

DE LO REAL A LO VIRTUAL

El punto central del tema es, a parte las cuestiones de las mutaciones del tiempo y del espacio, la relación que mantenemos con lo real.
Hablando en este sentido de imágenes, el autor precisa que no quiere oponer el mundo a las imágenes y a las tecnologías de la comunicación, y que solo intenta describir los peligros que ellos comportan, y recordar que la imagen, por cuanto sofisticada pueda ser, solo es una imagen; un medio de ilustración de comunicación y de distracción. Personalmente añadiría que además de esto, sobretodo actualmente, la imagen es también sinónimo de ilusión.
La imagen recibida tiene varias características: iguala acontecimientos (millones de muertos, desastre ambiental), iguala personas (políticos, deportistas, show man), y cosa mas importante y peligrosa, hace incierta la distinción entre lo real y la ficción. Todo lo que vemos en televisión por ejemplo está concebido para ser visto a través de la televisión, los acontecimientos están empaquetados para que salgan purificados o meno según lo que se quiere mostrar.
El verdadero problema nace cuando la imagen se instala en lo real, cuando la ficción hace las veces de lo real, cuando todo lo que se ve pasa como si fuera la única realidad posible. Este fenómeno de sustitución de la realidad con la imagen es actualmente muy generalizado, y Augé nos lo enseña con un ejemplo de lo que pasó hace poco en Nueva York, cuando la Disney Corporation ganó un concurso para la edificación de un centro de ocio en el núcleo de Times Square. El proyecto de Disney era construir el centro de ocio basándose en el caótico mundo de Superman, proyecto que algunos periodistas definieron como fiel a la estética del centro de la ciudad.
De aquí se ve claramente como se ha pasado de un estado en el que la ficción se nutria de la imaginación de lo real a un estado en el que lo real se nutre de la ficción para poder imaginar.

Una vez desarrollados los tres movimientos que se han producido y que han producido lo que llamamos mundo contemporáneo, el autor nos propone una primera observación:
-La sociedad real es mucho mas compleja de los miles de modelos que intentan imitarla y explicarla. En realidad nunca hubo desencanto del mundo, ni fin de la historia, simplemente durante nuestro tiempo se han vistos y vividos evoluciones, inflexiones y cambios. Y quizás, añade el autor, solo ahora podemos decir que estamos empezando a salir de la prehistoria.
Lo que está claro es que desde ahora se hablará de la historia entendida como historia del planeta, pensado como sistema dentro de muchos otros sistema, y por esta razón la relación entre las personas será mas que nunca un desafió.
Por otro lado, pensando a los chamanes de una tribu de indios que durante un ritual soñaban con las ciudades de los dioses, nota como los mismos se referían a estas describiéndolas como ciudades de nuestro mundo, con edificios iluminados y coches silenciosos. El mundo contemporáneo había invadido el imaginario de estos indios, lo que nos enseña que nos hemos vuelto todos, tragicamente y también si desigualmente, contemporáneos.